Cuando contamos una historia, lo hacemos en un orden concreto, resaltando ciertas cosas y omitiendo las que no son relevantes. Esto es, guiamos al receptor del relato a través de esta.
Un lector occidental aprende que debe leer un libro de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo .Conoce estas normas y pueden comenzar una lectura tranquilamente, sin necesitar de ningún conocimiento avanzado de literatura o narrativa. Pero con las imágenes no sucede igual. No hay una forma predeterminada de “leer” una imagen (tampoco nos enseñan a leerlas, a pesar de estar rodeados de ellas)
Pues bien, existen varias formas de guiar la atención del espectador en una imagen, aunque este no las conozca de antemano. Puede ser, por ejemplo, mediante el uso del color, las luces y las sombras o la composición .Y es esta última, una de las más poderosas herramientas de un creador de imágenes (ya sea fotográficas, pictóricas o cinematográficas).
En La rendición de Breda, las llaves quedan perfectamente enmarcadas gracias al juego de luces y sombras entre el fondo y los cuerpos del gobernador de Breda y el general español. Es seguro que cualquier persona que mire este cuadro no perderá el detalle de las llaves y muy posiblemente sea de lo primero que vea. Si las llaves hubiesen quedado dentro de la silueta del general probablemente hubieran quedado perdidas en el fondo oscuro de su armadura . Y el concepto que da sentido al cuadro, la entrega de las llaves de Breda, y por tanto, la rendición de la ciudad, se difuminaría entre el resto de objetos y personajes que forman el cuadro.
Si el instante que hubiese decidido pintar Velázquez fuese un poquito posterior con el general sujetando ya las llaves, tendría que avisarnos con flechas de que el general Espínola ya ha recibido las llaves, y eso sería raro….
Esto puede darnos una idea general de lo importante que es una buena composición en una imagen ya sea un cuadro o una fotografía.
¿Pero qué sucede con las imágenes móviles?. Un cuadro es una imagen estática, que el espectador puede repasar una y otra vez con la confianza de que no cambiará o evolucionará en otra imagen. Sin embargo, no ocurre lo mismo con el cine, donde las imágenes se suceden una tras otra sin dar tregua al espectador.
Una película está llena de secuencias, escenas y planos. Y los planos no paran moverse y cambiar. Se mueven los actores, se mueven las cámaras y hay cortes y cambios de escenario constantemente. Hay cantidad de planos que duran MENOS de un segundo!!! Y aun así, no perdemos detalle de lo que pasa en la pantalla, siempre dependiendo de la mestría con la que esté realizada la película.
El cine usa diferentes métodos para atraer la atención del espectador hacia una determinada parte del “lienzo”( la pantalla). Usa los juegos de colores, las cámaras, las luces y las sombras y por supuesto, la composición. Si no se usasen estos métodos, el espectador podría dejar pasar detalles determinantes para entender la historia.
Y en un cine no puedes pedir que rebobinen en mitad de la proyección, porque te perdiste algo!!!!
El cine de animación no es una excepción. Es cine al fin y al cabo. Y podemos encontrar muy buenos ejemplos del uso de la composición para resaltar ciertos elementos o centrar nuestra atención en un punto de la historia.
Un cabello humano es algo demasiado pequeño para ser visto en una escena con todo lujo de detalles. Pero en este plano de Ratatouille no pasa por alto. Hasta casi resulta demasiado obvio, pero lo cierto es que durante la película, a nadie pareció importarle que el pelo estuviese perfectamente encuadrado en la ventana del fondo.
También en Ratatouille encontramos otro pequeño truco para dirigir nuestra atención. Este es mucho más sutil pero igual de efectivo.
En este caso el fondo se usa de nuevo para resaltar una zona concreta de la imagen. Fijaos en como los tablones de la caja señalan el lugar por el que aparecerá Emile. Nada es fruto del azar. De nuevo, pensad que si los autores hubieran buscado un encuadre diferente habrían desfavorecido la fluidez de la narración.
Vivimos rodeados de imágenes, buenas y malas, de todo tipo, y podemos disfrutar de ellas tal y como son, o buscar la razón por la que nos gusta o nos atraen y, de paso, encontrar cosas curiosas o interesantes de las que aprender. Cualquiera de las dos opciones es válida.
En este artículo he comentado algunas que me llamaron la atención pero también he querido hablar de cómo cualquier creador de imágenes es también un escritor de historias, a su manera. Cuentan las cosas en un orden concreto, resaltando algunas, omitiendo otras pero siempre tomando decisiones.
Espero que lo hayáis disfrutado y que os haya inquietado lo suficiente para que os zambulláis en la gramática de las imágenes.
¡Un saludo y hasta la próxima!
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